Familia, escuela y comunidad
constituyen una tríada necesaria cuya asociación puede ser definida sobre la
base del acuerdo común acerca de los roles que deben desempeñar para alcanzar
los objetivos propuestos o las metas comunes.
La educación y la orientación a la familia son
necesarias entenderlas como un proceso de comunicación impregnado de
interrogantes, motivaciones expectativas; al mismo tiempo requiere comprometer
a los sujetos implicados en dicho proceso, convirtiéndolos en nuestros
principales aliados.
Tradicionalmente a la escuela se le
ha otorgado la función de trasmitir a los niños y adolescentes el sistema de
conocimientos acumulados por la sociedad, las habilidades necesarias para
continuar su aprendizaje de manera independiente y desenvolverse en la vida
social, así como, para desarrollar en ellos elevados valores sociales,
orientados a la vida cotidiana y a la realidad histórico social concreta que
les ha correspondido vivir.
La educación moderna ha llegado a
comprender la necesidad que hay de una estrecha colaboración entre la escuela y
la comunidad, con el propósito de estimular y orientar el desenvolvimiento de
los niños. El docente nunca educa de manera directa sino indirectamente a
través del medio circundante.
Las instituciones escolares, como
centro de la comunidad son los encargados de organizar de este modo su labor
educativa y convertirse en centros abiertos a la comunidad donde el niño sea el
objetivo de la influencia de todos y el sujeto de su propio aprendizaje.
La escuela es una institución social
que tiene como misión la formación de las nuevas generaciones, para ello tiene
que lograr dirigir acertadamente a todos los elementos que intervienen en la
educación de los niños y jóvenes: la familia, organizaciones políticas y de
masas, la comunidad.
La educación como una de las ramas esenciales que
determina el desarrollo de la sociedad, no ha estado ajena a este proceso sino
que, por el contrario, ha sufrido transformaciones sustanciales; y constituye
una prioridad encontrar las vías, métodos y estrategias a través de las cuales
se pueda perfeccionar el proceso de enseñanza aprendizaje y que éste se
corresponda con las nuevas exigencias.
En los momentos actuales, los
principales psicólogos, pedagogos y didactas del mundo han reconocido que la
función de la escuela no es dotar a los alumnos de una cantidad determinada de
conocimientos sino, lograr el desarrollo del pensamiento y de las estructuras
cognitivas del sujeto que aprende, así como, elevar cada día más la calidad de
la educación,
encarnando los valores y virtudes del futuro, es la que enfrenta defectos y
errores, la que busca formas adecuadas de organización y disciplinas, pues la enseñanza
y el saber deben ser cuidados con exquisita pulcritud por todos los que en ella
laboran, por todos los que se consagran con amor a la obra de educar.
La escuela debe distinguirse por su
desempeño profesional pedagógico, y autoevaluar constantemente su gestión, sólo
así podrá lograr el éxito necesario en su vínculo con la familia y la comunidad.
El trabajo comunitario de la
escuela, el cual es considerado como un proceso de transformación de la
comunidad que apunta a la promoción de la autogestión en la determinación y
solución de sus necesidades, enfatizando en la necesidad de cogestionar la
formación de sus miembros, sobre la base de una participación crítica que
fortalece el sentido de pertenencia y de identidad cultural así como el
establecimiento de un compromiso revolucionario con la mejora pública y el
desarrollo humano.
Es precisamente la familia el primer
colectivo en el cual se desenvuelve el niño, y para sentirse parte de este ha
de cumplir los deberes que le corresponden en el hogar y en la familia como
parte de la sociedad, la cual propicia la incorporación del niño a otros
colectivos, a la escuela, a la comunidad, a la organización pioneril.
Deben existir estrechas relaciones
entre el hogar y la escuela, como única forma de favorecer una acción común, en
la educación y la formación del niño, que siente
más cariño, respeto y admiración por sus padres, en la medida que ve conjugados
dos aspectos esenciales de su vida, en su formación: su casa y su escuela.
Este vínculo debe caracterizarse por
el deseo de trabajar juntos para alcanzar la meta propuesta, las contribuciones
conjuntas en lo educativo, lo formativo y lo social, responsabilidad compartida
en las acciones que se emprenden para lograr tales metas, compartir la
información que se necesita en la dirección de los procesos necesarios de la
labor educativa, comunicación clara, comprensión, empatía y evaluación conjunta
de los progresos.
El origen etimológico de la palabra
familia es muy incierto, algunos sostienen que proviene de la voz latina FAMES
que significa HAMBRE; otros afirman que proviene de las voces latinas
FAMULUS-FAMEL que significa sirviente-esclavo romano.
En un primer enfoque, la familia
aparece como un grupo natural de individuos unidos por una doble relación
biológica, por dos funciones: Procreación - que genera nuevos miembros del
grupo. Asistencia - que pretende proteger a los miembros de las condiciones de
ambiente, que marcan el desarrollo de los jóvenes y que mantienen al grupo
unido.
Sociológicamente, una familia es un
conjunto de personas unidas por lazos de parentesco que son principales de dos
tipos:
1. Vínculos de afinidad derivados
del establecimiento de un vínculo reconocido socialmente, como el matrimonio.
En algunas sociedades, sólo se permite la unión entre dos personas, en otras,
es posible la poligamia.
2. Vínculos de consanguinidad, como
la filiación entre padres e hijos o los lazos que se establecen entre los
hermanos que descienden de un mismo padre.
También puede diferenciarse la
familia según el grado de parentesco entre sus miembros:
§
Familia
nuclear - padres e hijos (si los hay) También se le dice Círculo
Familiar.
§
Familia
extensa o patriarcal - además de la familia nuclear, incluye a los abuelos
(muchas veces considerados los patriarcas), tíos, primos y demás parientes de
primera línea consanguínea.
El concepto socialista sobre la
familia parte de la consideración fundamental de que constituye una entidad en
que están presentes o íntimamente entrelazados el interés social y el interés
personal, puesto que, en tanto célula elementar de la sociedad, contribuye a su
desarrollo y cumple importantes funciones en la formación de las nuevas
generaciones y, en cuanto centro de relaciones de la vida en común de mujer y
hombre, entre estos y sus hijos y de todos con sus parientes, satisface hondos
intereses humanos, afectivos y sociales de la persona.
Marx y Engels dejaron establecido, en una
época tan temprana del desarrollo de las Ciencias Sociales, que la familia no
es una relación primordialmente biológica, sino que tiene un doble carácter,
natural y social; constituyendo las relaciones de cooperación entre sus
miembros, su esencia social.
"El origen de la familia, la
propiedad privada y el estado" es, sin duda, la culminación de sus aportes
al respecto. El valor de esta obra de Engels es en primer lugar metodológico,
por las categorías que elaboró para el análisis de la familia. Demostró, con
los datos de su época, que la familia es una categoría histórica y que por
tanto cambia de acuerdo con las transformaciones sociales, en cuyo contexto hay
que estudiarla y comprenderla.
Con el cambio de las formas de propiedad
y de producción se gestan modificaciones en las relaciones familiares. Las
formas y funciones de la familia evolucionan, pero este proceso sufre un
retraso respecto a los cambios en las relaciones sociales.
Por ello se concibe "a la
familia como una unidad social y por una parte presenta como el componente
estructural más pequeño de la sociedad que cumple tareas de una institución
social y por otro lado se puede describir como grupo social con determinada
estructura y particularidades de interacción".
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